Recuerdo que fue mi amigo @eldrigs quien me había contado que un X (quizá el mismísimo Aníbal “El Chupawhisky”) le había tirado que su grupo: “Los Chamosdel Momento” se parecía un toque o evocaba reminiscencias de otra boyband (?) no sabíamos de dónde llamada “Sancamaleón” y me trasladaba la pregunta de si yo los conocía: “No, nidea”. “¿Cómo se llaman?”. “¿Sanca-qué?”. “¿Maleón?”. “¿Así todojunto?”. “No, la verdad que no, che”. “¿Vos tenés?”. “¿Y si nos vamos a dar una vuelta?”.



Recuerdo que sin volver a googlearlos, una de las tantas madrugadas que me dormí con la tele prendida (clavada azarosamente esta vez en MuchMusic), mi sueño se cortó por alguna preocupación terrícola u onírica y de manera sincronizada, titulando un clip que recién arrancaba estaban ahí: “Sancamaleón”. “Adiós”. “Dirección: Fulanito de Tal”.  “Ah, mirá…”.

Recuerdo que me quedé colgado con el todo. El rasguido de la guitarrita te llevaba upa a otra dimensión. A una de esas en las que a mí ya me gustaba “astronautear” (venía de escuchar a Él Mató, Banda de Turistas, Massacre, esa clase de cosas…). Y con ese programita de la una de la madrugada que solo proyectaba a bandas emergentes de la escena local (de Argentina se entiende), literalmente me fui de mambo.



Recuerdo que en ese momento: “No puedo quedarme con vosssss, ya tengo que iiiiirmeeeeee, es taaaaardeeeeeeee”, actuó como una muy buena frase de gancho para no cambiar de canal o directamente apagar el asunto y volverme a dormir. Pero que cuando: “Mi zanahoooooria se vaaaaaa, mi zanahoooooria se vaaaaaaaaa”terminé de flashear completamente, ya que el círculo vicioso del eterno descubrir algo recopante me había atrapado de nuevo, porque YA! quería a saber a dónde puta iba la fucking zanahoria.


Recuerdo que a la mañana siguiente se lo conté a mi amigo @eldrigs como si fuera la máxima hazaña nocturna (que de hecho fue, porque aparte de dormir no me había divagado nada). Y él, muy expresivo y locuaz cual oso Yogui, me tiró un: “Ajá” y acto seguido se rascó la barba (??). Fue recién cuando le youtubeé el video quetejedi, que la mecha prendió fuego y ambos quemamos bulbo. Desde ahí nos taringueamos: “Cancionero para niños sin fe” y “Polenta” y la vida transcurrió sin demasiadas precipitaciones durante los siguientes meses.


Recuerdo que vagamente wikipedieé (???) algo y me enteré que las estrellas en el pecho de SANCA era que cada año participaban y ganaban un concurso de videoclips de músicos under de Buenos Aires e investigando e investigando, pillé sobre el parentesco del vocalista con Juan Cabral, mega director de comerciales, que para los publicistas es o debería ser una eminencia (ya que bueno, a él se le ocurrió lo del Gorila de Cadbury y el de las millones de pelotitas de Sony Bravia), que fueron venerados en todo el mundo, incluso más que el Papa Franchesco (????). He ahí que me fiché toda su filmografía.


Recuerdo que lo que me gustó desde el comienzo fue que todo estaba hecho demasiado simple pero que a la vez era tan conceptual e intenso como la patada al cuello de un pony de mente extraña (????). Y que no había forma de desencantarse de esa estética trash vulgar babasoniquesca que decora su sonido por instantes pop, por otros punk. Pero igual, con el tiempo y la sobredosis de información que hay en la Rolling Stone, arribé esta última parte de la vida flirteando con otras historias.


Recuerdo que no fue sino hasta que un par de años más hacia acá, que me topé con Soundville y escuché a un tipo tocando un charanguito e invadiendo el espacio y congelando el tiempo con la estrofa: “desde las montaaaaaaaaañaaaaaaaaaaaaas, desde los glaciaaaaaaareeeeeeeeeees, de entre el uuuuuuuuuuniiiiiiiiiveeeeeeeeeeeersoooooooooooooooooooo”, mientras unas cabras recortaban con su figura el paisaje escandinavo, que FINALMENTE terminé de enamorarme de la cuestión.

Recuerdo que cuando me pasaron el dato de que ese man era Fede Cabral. Y que él era el vocalista de Sancamaleón. Y que ahora es solista. Y que es el hermano de Juan Cabral. Y tomá acá está su web. Y mirá tiene otros demos. Y que me descargué todo lo que había. Y que cíclicamente entraba a la página a ver si no subía más temas. Y que no sé ni cómo llegué a hacerme adicto a su programa de radio. Y que no sé ni por qué lo tengo como amigo en Facebook. Y que no sé ni para qué ya visité dos veces. Y que no sé ni cuál es la razón para que sus letras me sirvan tanto de mantras. Y que no sé hasta qué punto este universo está tan interconectado. Y que no, no tiene problemas de venir a tocar a Asunción. Y que YA ESTÁ, ¿cuándo?, QUE después de todo, resulta muy gratificante poder decir: ¡HIJA DE PUTA! ¡QUÉ BUENA ONDA HABERME DESPERTADO ESA MADRUGADA!.


Astros se alinean. Alienígenas se alienan. Y el volumen lo domina todo.


Desde el centro de la Tierra, la Pachamama emerge trayendo su venganza en forma de peña eléctrica.

Desde el infinito, sonidos espaciales potencian la maniobra.

Luego del primer round en la guerra del audio, llega la segunda edición de La Fiesta del Robot Ciego: un homenaje al ruido y el agite interplanetario.

Después de 1 año y 1 mes, las fuerzas del caos se reagruparon y este viernes 23 de mayo desde las 22 hs. en La Viuda Bar se vienen recargadas.

Entrada:

1ROBOTCIEGO DJ: 


Célebre (?) programador de la extinta Radio Trank y redactor musical (cuando quiere y tiene tiempo) del blog:www.1robotciego.blogspot.com nos deleitará con su set de Chillout-Funk-Punk-Indie-Rockabillys-Dance-CumbiaPsicotropicTrash-HeavyMeNtal-TechnoMariachiBeatbox y otros géneros extraños que pululan en la internet.

Plato fuerte:

FEDE CABRAL:


Ex vocalista y líder de Sancamaleon, banda con la que editó 3 discos y 2 eps en los últimos 10 años. http://sancamaleon.bandcamp.com/ 

En esta fecha, presenta su primer disco solista: “Sí”, enteramente compuesto, grabado, producido y editado en el estudio que armó en su casa y lanzado a través de su propio sello: Tomalo O Dejalo Discos.

“Sí” son canciones que nutren fogones y pistas de baile, tejidos sonoros que remiten a calles y montañas, cargadas de electrónica y folk, combinando ancestralidad y futuro.

También definido como: mensajes positivos para fortalecer con amor las batallas cotidianas y clásicos del mañana. 

En el CV de Fede se incluye además la grabación de un disco junto a: La Peña Pop, combinado de renombrados del rock argentino; fue integrante de backing bands de shows internacionales y creador de soundtracks para comerciales.

Postre:

LATRINCHERA RADIO SOUND SYSTEM


Legendaria reencarnación del programa radial que Fede supo conducir y musicalizar durante los años 2011 en Radiolabel Onlineradio y el 2012 a través de LA TRIBU 88.7 FM, para promover artistas de toda Latinoamérica y el mundo.

La entrada a tan magnánimo espectáculo es de 20 Lucas o 2 Gaspares.

Todo lo recaudado será a beneficio de que sigamos pasándola bien!


La única razón para vencer todos los días a la muerte (por lo menos para mí) es ponerte unos auriculares y salir a calle a enfrentarte contra todo. 

Gracias al rock y solo al rock y a millares de artistas que me hicieron disfrutarlo, puedo admitir al día de hoy: MARTES 15 DE ABRIL DE 2014, que sobreviví a tempestades, tsunamis, huracanes, rupturas amorosas, pérdidas materiales, humanas y espirituales, transiciones etarias, resacas, patadas laborales en el orto, previas a exámenes y todas esas etapas que la existencia te pone como pruebas para que las superes y llegues a tu destino el día de manhana (?).

Sin más ánimos de aburrir y sí dedicarme a comenzar el festejo como me merezco (??) quiero decirles:

Gracias MTV.
Gracias Tío Oscar.
Gracias Drigs, Hugo Cano y Felipón.
Gracias Revista Rolling Stone.
Gracias Taringa!.
Gracias Radio Santa Mónica.
Gracias José Morlav y Barbie.
Gracias Laura Visco.
Gracias Weeds y Pixel Series.
Gracias Rock & Pop Tv.
Gracias Jason.
Gracias Fede Cabral.
Gracias Heineken.
Gracias Iron Lobo Jr.
Gracias Raúl Vega y Aldo Rebori.
Gracias Radio Venus.
Gracias Youtube.
Y gracias a mi primo Gerardo…

por infestar mi cerebro con música, de la buena.

¡Salud!
01. NIRVANA – SMELLS LIKE TEEN SPIRIT


02. GUNS N´ ROSES – NOVEMBER RAIN 


03. QUEEN – BOHEMIAN RHAPSODY 


04. MGMT – TIME TO PRETEND


05. PINK FLOYD – SUMMER ´68


06. T-REX – DAWN STORM


07. BANDA DE TURISTAS – DÍAS DE PROSPERIDAD


08. RAGE AGAINST THE MACHINE – KILLING IN THE NAME


09. PEARL JAM – ALIVE 


10. FAITH NO MORE – EPIC 


11. FATBOY SLIM – RIGHT HERE, RIGHT NOW


12. CAFÉ TACVBA – HOY ES


13. MOLOTOV – GIMME THA POWER


14. THE KINKS – SUNNY AFTERNOON


15. DENGUE FEVER – ONE THOUSAND TEARS OF A TARANTULA 


16. PETER, BJÖRN & JOHN – YOUNG FOLKS


17. THE CHEMICAL BROTHERS – WHERE DO I BEGIN


18. FEDE CABRAL – LA LUZ 


19. ÉL MATÓ A UN POLICÍA MOTORIZADO – CHICA RUTERA


20. FOO FIGHTERS – LEARN TO FLY


21. THE ASTEROIDS GALAXY TOUR – THE GOLDEN AGE


22. LA VELA PUERCA – EN EL LIMBO 


23. LAS PELOTAS – SERÁ 


24. ÁRBOL – ROSITA


25. ILLYA KURYAKI AND THE VALDERRAMAS – ABARAJAME


26. BABASÓNICOS – SOBRE LA HIERBA 


27. KORN – FREAK ON A LEASH



Siete y media pm. El cielo está nublado. El reflejo de las ramas de los árboles de la avenida recorta el vidrio de la camioneta. Sus ojos se posan en los faros rojos del vehículo que tiene en frente. El tráfico es un infierno. Está alterada. Sabe que está llegando tarde a un compromiso que solo tiene con ella misma. Un motoqueiro se le cruza salpicando un charco gris que se embadurna en el cristal, mientras el parabrisas lo empavona un poco más. – “¡Pero la gran puta!” grita no tan convencida pero su vocecita retumba en el interior de su nave espacial japonesa del año 98. Mira la hora en su teléfono. 07:32. Tiene una notificación en el whats app. Se tienta a revisarla. Puede ser cualquiera de sus amigas hablándole de boludeces o quizás uno de la larga fila de pesocas que se pelea por tenerla. Toca la pantalla para leer y un taxista amargo de pelo solo a los costados onda payaso Krosty, lentes culo de botella y un bigotito mezcla entre Pancho Villa y Rubén Rodríguez le bocina fuertísimo y su imagen en el retrovisor le devuelve una puteada en arameo. Ella frunce el ceño nerviosa y pisa el acelerador descalza avanzando solo unos metritos. El del enjambre amarillo se ofusca por tener que volver a frenar de golpe y descarga su ira con las dos manos abiertas chocando contra el volante. – “¡Pero la gran puta!” reacciona ella y – “Qué pio querés que haga?”, sentencia después. El semáforo parpadeaba en amarillo pero la cola no se movía. Del otro lado de la calle, autos lujosos a toda velocidad bañaban el exterior de su cabina con agua acumulada de la última hora de lluvia. Un camión de bomberos está descompuesto sobre Mariscal López frente al Santa Clara. Ella tiene que doblar a solo dos cuadras pero no puede ir ni para adelante ni para atrás. A sus espaldas el payaso Krosty de la parada 69 está sacado. Lleva a una embarazada que no para de gemir ni de tener contracciones. Está aterrada. No tiene a nadie. No habla castellano y no entiende nada de lo que pasa afuera. Solo sabe que le duele y quiere que le extirpen ese demonio no nato cuanto antes. Pero unos pasos más allá de su sufrimiento, la conductora que está retrasada cambia la cara por una expresión de alegría momentánea, pensando que la cara del taxista es muy graciosa como para subirla a su instagram.


Ella lo tiene todo. No importa que no tenga dinero, ella lo tiene todo. Cuando no tiene sueño, se interna dentro y piensa: ¿Qué cosa en el mundo existe que todavía no tenga yo?. Enciende unas luces estrafalarias y mira su rostro multicolor en uno de los tantos espejos. Podría decirse que cuando quiere escaparse de sus nulos problemas, la habitación que hace de ropero de la criatura más hermosa del mundo, que en realidad es más grande que su habitación misma, la cobija con su calidez. Pone uno de esos temas que están de moda y cuando está aburrida los baila probándose todos y cada uno de sus vestidos. Finos ropajes de seda: estampados, lisos, asimétricos, cool. En ese closet hay de todo. Las propias tiendas del shopping podrían ir a proveerse de ahí y saldrían bien surtidas solo con sus compras de la última semana. Cuando sus padres la buscaban nunca la encontraban, porque ella estaba ausente en su propia atmósfera. En esa que ellos mismos le fabricaron. Al tocarle la puerta, nadie respondía del otro lado. Al rato, el ladrido del perro o una tarjeta roja en el partido hacía que se olvidaran de ella. La música dentro de la guarida era fuertísima. Y ella se movía al compás apretando sus ojos, como queriendo ver dentro de su alma. Cada bermudita, sus tacos, sus tanguitas estaban impregnadas de su dulce aroma. Pero para ella solo eran cosas desechables. Ni las pieles de los animales más caros del mundo, las joyas, los anillos, los diamantes, los peluches, las esculturas, los poemas, los juguetes comprados en Amazon, las fotografías ni las remeras con los diseños más copados que se hayan visto significaban tanto para ella como las cosas “simples” tipo ver una hoja en blanco. Nunca lo ordenaba. Para ella ver ese caos de montañas textiles a su alrededor la hacía sentir viva. Cuando se hartaba las pateaba y se creía Godzilla destruyendo Japón. Se moría de risa cuando pasaba esto. Hasta la locura. Para ya no acordarse de todas las veces que su reflejo le devolvió su costado más emo, escurriendo su maquillaje con lágrimas intensas como el Niágara. Después volvía a amontonar las ropas y se arrojaba sobre ellas para secarse el rostro y perderse hasta quedarse dormida mirando la única luz que veía en todo el día.

Ahora está muerto. Pero todos los sábados a la mañana solía oler la caña saliendo fétida de sus poros, impregnándose en el poyví. Mientras él roncaba para volver a la estabilidad. Para volver a pararse y salir. Era el único día que no tenía clase y podía pegarme el lujo de despertarme a las 6 am solo porque yo quería. Sin una hoja de ruta más que mirar dibujitos hasta quién-sabe-qué hora. Osos que pilotaban aviones. Gallinas lidiando con monstruos del pantano y marsupilamis desplegando sus colas por toda la jungla parecían argumentos suficientes para resignar horas de sueño y estar clavado a la misma hora de siempre frente al televisor chino de 14 pulgadas esperando matar mi niñez, sin saber que lo estaba haciendo.

Para llegar al techo, donde él vivía, había que trepar una escalera de madera. Muchas veces, soñé que me caería. Que cuando esté en lo más alto un peldaño se desclavaría o que un viento fuerte o mi propio peso la inclinarían en sentido contrario para que ya no sobreviva para contarlo. También pensaba que cuando llegara la hora de almorzar, alguien podría llevársela y ya no tendría como bajar.

Pero al levantarme nada me importaba. Solo quería estar ahí. Encontrar el control y perderme en lo que sea que esa pantalla tuviera para decirme.

No me calentaba vencer al miedo y a la muerte al subir esos escalones sábado tras sábado. Ni soportar la noche anterior que él había tenido y que ahora infestaba el ambiente. Ni siquiera las hormigas que construían imperios debajo de las tablas que hacían de piso. Mi mundo éramos la tele y yo. Yo y la tele. Uña y mugre. Niño y caja boba de rayos catódicos. Retroalimentándonos mutuamente. Yo aceptando sus mensajes. Ella quedándose con mi conciencia.

Hasta que un día, él no volvió. Su cama estaba vacía. El control no aparecía por ningún lado. Y hasta las hormigas estaban de huelga reclamando mayores subsidios. Mi programa ya iba a empezar. Me desesperé. No estaba en la mesita de luz, ni debajo de la cama y mucho menos dentro del ropero. Estaba arriba. Bien alto. Para que yo a mis 6 años no pudiera alcanzarlo jamás. Igual, después de haber llegado al primer piso, no me iba a detener. Abrí los cajones, uno más estirado que el anterior para subirme en ellos. Me impulsé en el mango de la puertita y cuando finalmente logré mi objetivo, el mundo entero se me vino abajo con ropero y control remoto incluidos. Caí directo sobre la cama que él había abandonado. El polvo y la mugre cubrieron el pánico que sentí en ese momento. Usé toda la fuerza de mi cuerpito de mita´i para zafarme. Bajé por la escalera sin el miedo recurrente de que también se me viniera encima. Y traté de olvidarme durante todo el día del kilombo que armé en ese lugar.

Cuando él llegara, después de todo un día de chupar con el vecino, no le iba a agradar para nada darse cuenta de lo que pasó. Pero eso ya quedó atrás. Porque ahora está muerto.
Un gentleman inglés sobrevolando el ecosistema, montado en su monociclo alado dirige los destinos de un ejército de hombres invisibles, con armaduras medievales que arrastran pesadas maquinarias rumbo a la más dura de todas las batallas. En juego están el poder y la gloria eternos. Y la posesión de varias galaxias que se apilan una sobre otra como si fueran asadito a mil. En lo alto, el gentleman porta como insignia una densa nube atravesada por ventanales hacia lo desconocido. Solo él y el perro de madera que tiene como mascota pueden ver qué hay más allá. Algunos rumores de la prensa indican que se trata de la clave letal para desarticular la armada del enemigo. Vecinos de la zona afirman que probablemente cada orificio sea un portal de escape hacia distintas realidades paralelas en el momento que las espadas invasoras estén a punto de sentenciar nuestra derrota. Los armatostes cabalgan sobre filamentos plateados de telarañas. Tenemos todas las de perder. Pero sentarnos a esperar que la brisa de la muerte nos sople la nuca es inconcebible. El gentleman pedalea y sigue, dominando el territorio, impulsando a sus guerreros a no retroceder ni una sola baldosa. Inspirándoles confianza. Borrándoles de la mente el temor de tener que enfrentar el proceso de derrocamiento de la dinastía más sanguinaria que ha surcado el cielo. Ahí vienen…

Me llamo Anónimo. Nací / nazco como 10 minutos antes de levantarme. Tengo incalculables pero escasos segundos de vida. Soy soltero y hace rato que no la paso bien. O sí. No me acuerdo. Estudié en la Universidad de Mi Cama para tratar de estar conciente de que lo que ocurre no existe o por lo menos es inmaterial en situaciones de riesgo tales como: aparecer de la nada ante un precipicio, ser descubierto ante un secreto recóndito y presenciar daños agravados contra las personas y cosas que están ligadas a mí. Tengo experiencia en mantenerme en vigilia durante las noches y cubrir turnos opuestos en momentos en los que la vigilia quiere pegarse una siestita viendo alguna película random, leyendo un texto o de viaje en un micro. En mi último trabajo esto me valió el logro de empleado del mes, gracias a una ocasional narcolepsia frecuente que me motivaba a estar siempre despierto y atento. Recorrí varios países en los que aprendí a controlar mi aparición para no pasarme paradas de tren y acabar en lugares aún más desconocidos. Mis proyectos de vida son malear totalmente la realidad a mi antojo y creer que es exactamente eso: real. Mis ex jefes y tutores no están orgullosos de mí, ya que siendo autodidacta desacredité a todos. Mis expectativas de salario son infinitas, pero… se puede negociar.
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